martes, 27 de diciembre de 2011

Ciao

Las cosas salen espontaneamente y estos días estoy aprendiendo muchas cosas sobre mi que, quizá, deba dejar para mi soledad.

Gracias por leerme estas semanas. En adelante, creo que seguiré yo sola.




jueves, 8 de diciembre de 2011

Etapas

Etapas. Tan sólo vivimos etapas. Nuestra vida es cambiante (y malo si no es así). Tenemos diferentes momentos que nos traen sentimientos nuevos o nos hacen revivir los antiguos; a veces incluso algunos que pensábamos desterrados o superados.
¿O es al revés? ¿Son los sentimientos los que nos traen los momentos?






 Pues no lo sé. Así que me quedo en medio de la respuesta y prefiero decidir que son ambas cosas a la vez. Me produce mayor calma interior pensar que se trata de una interrelación entre lo que yo controlo de mi vida (que no es todo; no seamos narcisitas) y lo que las circunstancias de la vida te trae y a las que te debes adaptar (ya sabes, eso de “adaptarse o morir”).


Por eso, esos días que vivimos, cada día, tan solo forma parte de una etapa. Pero nos encanta darle un ultravalor, más allá del que debería tener. Voy a desvariar ahora un poco: ¿no será que somos esclavos de lo que la vida nos da, de lo que nos construimos para nuestro día a día? Vah, sí, ya sé que eso nos lo hemos planteado todos varias veces en nuestra vida. ¿Quién no ha querido dar carpetazo al trabajo y ha soñado con irse a vivir a una isla de clima tropical, aguas transparentes y peces de colores? (Esa isla existe, por cierto. Buscadla en Sri Lanka).

Total, tanto valor a las cosas, a los compromisos, a las obligaciones… pero si al final se trata de buscar en cada momento aquello que nos aporta más, aquello que más nos enriquece.

Hoy he empezado a embalar algunas cosas para mi traslado a Madrid (ver entrada 1 y 2 del blog si no las has leído para entenderme mejor, si te apetece). Me ha entrado la llorera más absoluta; como la de un bebé casi. Y me reprocho que por qué lloro! Es tan sólo una etapa. Voy en busca de otra nueva, con reminiscencia de mi pasado, sí, de mis raíces. Pero también dejo parte de esas raíces aquí, en mi segunda ciudad. Así que? Para qué tenemos que dar tanto valor a dejar un piso vacío en el centro? Voy en busca de mis emociones, algunas nuevas y otras las que siempre han estado ahí.

A eso me refiero. Son etapas y las sobrevaloramos. Tenemos que aprender a desprendernos de los lazos materiales que tan sólo nos atrapan. ¿O será que me atrapan las emociones que he vivido en Barcelona durante los 14 últimos años de mi vida?

Etapas. Tan sólo son etapas. Carga en tu mochila sólo aquello que amas y llévalo contigo allá donde vayas.


lunes, 31 de octubre de 2011

Cambios y Frustraciones


Cuando la fuerza de la costumbre tira de la fuerza de la novedad aparece un conflicto que a veces lleva a la frustración, ese sentimiento negativo que aparece cuando no puedes conseguir aquello que quieres. Y es que la resistencia al cambio suele estar ahí presente en cada uno de nosotros. Y, ojo!, porque esto suele ser uno de los motivos más frecuentes que hacen que los cambios iniciados fracasen. Entonces, cómo vencer esa resistencia? Yo propongo la ilusión!

Todo cambio te ofrece una posibilidad de crecimiento personal y en nosotros está el aprovecharlo o seguir anclados en las mismas rutinas en las que siempre hemos vivido y que son las que nos dan seguridad vital. Enfrentarse a nuevas situaciones obliga a flexibilizar los principios habituales, aquellos con los que nos manejamos cada día.

Si consigues entender que esa flexibilidad te va a aportar elementos enriquecedores a nivel personal, entonces podrás incluso disfrutar con las novedades que el cambio te trae.



Vale, no es fácil, lo sé. Hoy he ido a comprar cosas habituales en una ciudad que no es la de costumbre y en un super que no es al que suelo ir. No habían las mismas cosas y el pescado no tenía buena pinta. Sí, hoy es puente y es normal que no esté fresco, pero he sentido frustración porque he creído que eso sería así cada vez que fuera. Sin embargo, he seguido comprando y me he encontrado con una carne estupenda! Se han equiparado las fuerzas de la novedad con la de la costumbre, pero reconozco que no he podido sentir algo de frustración.

He vuelto a casa pensando en ello y a la conclusión que he llegado es que la ilusión de estar en este pueblo no habitual, con la persona con la que estaba deseando compartir estos días, es lo que realmente importa en el día de hoy.

Ser flexible, o intentarlo, me ayudará a apreciar mucho más el pescado de Barcelona, pero reconozco que la carne de Madrid es mejor. Así que, tengo que encontrar la fórmula de poder apreciar ambas cosas sin que se tapen entre ellas. Y lo voy a lograr.

Siempre tienes que pagar un precio por dejar algo, pero siempre obtienes una recompensa por mirar hacia delante.




jueves, 27 de octubre de 2011

Barcelona


Barcelona, la ciudad en la que me reencontré conmigo misma. Donde maduré, donde crecí emocionalmente. El lugar donde me he expandido como persona, donde encontré a una de las mujeres de mi vida.

Moderna y modernista. Vanguardista. Siempre un paso por delante, ese que me ha enseñado a que yo también le lleve de ventaja a los acontecimientos.



Su clima cálido siempre me ha abrazado, desde el primer día que puse mi pie en esta tierra. Enseguida supe que se había colado en mi y a la misma velocidad ocupó la mitad de mi corazón. Su azul, como el de los ojos de mi abuela del alma, siempre me ha iluminado en cada paso y ha logrado que haya descubierto aquí mi felicidad.

Garraf, su costa, inevitablemente unido a mi vida y a mi muerte, pero siempre en positivo y siempre conmigo.

Siempre cerca, pegada a mi.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Madrid


La ciudad donde nací, donde me eduqué.
En ella está la mitad de mi corazón, en esas calles amplias y bien iluminadas (siempre me dio miedo la oscuridad), junto a esas ardillas que se cruzan asustadas en los caminos de el Retiro. Situarme el La Cibeles y mirar a mi alrededor hace que me llene por dentro. No sé qué magia es pero cuando estoy allí algo se cuela por mis poros y me hace sentir plena. Siento que es mi lugar y que en él cargo pilas. 



Dicen que “De Madriz al Cielo” y lo comparto plenamente. ¿Será porque es la ciudad en la que he compartido con mi familia esos primeros años tan determinantes en la vida de cada uno? Y ahora que los más importantes “están en el cielo”, de repente, vuelvo a sentir que la necesito más próxima a mi. Es posible que el vacío que han dejado los que ya faltan haga que busque de nuevo lo primario de mi misma. Eso está en Madrid, en mi Madriz.

Nuevos proyectos aparecen ante mi y tengo ganas de vivirlos. No puedo volver la espalda a aquello que la vida me ayuda a construir día a día. Mi padre ha sido determinante en esto último y quiero recogerlo como el último regalo que me ha hecho. El primero fue darme la vida y esto, quizá también lo sea.

Mi caminar empezó en esta ciudad. Mi ciudad. Ahora no quiero pararme porque no quiero vegetar. Voy a seguir adelante.