lunes, 31 de octubre de 2011

Cambios y Frustraciones


Cuando la fuerza de la costumbre tira de la fuerza de la novedad aparece un conflicto que a veces lleva a la frustración, ese sentimiento negativo que aparece cuando no puedes conseguir aquello que quieres. Y es que la resistencia al cambio suele estar ahí presente en cada uno de nosotros. Y, ojo!, porque esto suele ser uno de los motivos más frecuentes que hacen que los cambios iniciados fracasen. Entonces, cómo vencer esa resistencia? Yo propongo la ilusión!

Todo cambio te ofrece una posibilidad de crecimiento personal y en nosotros está el aprovecharlo o seguir anclados en las mismas rutinas en las que siempre hemos vivido y que son las que nos dan seguridad vital. Enfrentarse a nuevas situaciones obliga a flexibilizar los principios habituales, aquellos con los que nos manejamos cada día.

Si consigues entender que esa flexibilidad te va a aportar elementos enriquecedores a nivel personal, entonces podrás incluso disfrutar con las novedades que el cambio te trae.



Vale, no es fácil, lo sé. Hoy he ido a comprar cosas habituales en una ciudad que no es la de costumbre y en un super que no es al que suelo ir. No habían las mismas cosas y el pescado no tenía buena pinta. Sí, hoy es puente y es normal que no esté fresco, pero he sentido frustración porque he creído que eso sería así cada vez que fuera. Sin embargo, he seguido comprando y me he encontrado con una carne estupenda! Se han equiparado las fuerzas de la novedad con la de la costumbre, pero reconozco que no he podido sentir algo de frustración.

He vuelto a casa pensando en ello y a la conclusión que he llegado es que la ilusión de estar en este pueblo no habitual, con la persona con la que estaba deseando compartir estos días, es lo que realmente importa en el día de hoy.

Ser flexible, o intentarlo, me ayudará a apreciar mucho más el pescado de Barcelona, pero reconozco que la carne de Madrid es mejor. Así que, tengo que encontrar la fórmula de poder apreciar ambas cosas sin que se tapen entre ellas. Y lo voy a lograr.

Siempre tienes que pagar un precio por dejar algo, pero siempre obtienes una recompensa por mirar hacia delante.




jueves, 27 de octubre de 2011

Barcelona


Barcelona, la ciudad en la que me reencontré conmigo misma. Donde maduré, donde crecí emocionalmente. El lugar donde me he expandido como persona, donde encontré a una de las mujeres de mi vida.

Moderna y modernista. Vanguardista. Siempre un paso por delante, ese que me ha enseñado a que yo también le lleve de ventaja a los acontecimientos.



Su clima cálido siempre me ha abrazado, desde el primer día que puse mi pie en esta tierra. Enseguida supe que se había colado en mi y a la misma velocidad ocupó la mitad de mi corazón. Su azul, como el de los ojos de mi abuela del alma, siempre me ha iluminado en cada paso y ha logrado que haya descubierto aquí mi felicidad.

Garraf, su costa, inevitablemente unido a mi vida y a mi muerte, pero siempre en positivo y siempre conmigo.

Siempre cerca, pegada a mi.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Madrid


La ciudad donde nací, donde me eduqué.
En ella está la mitad de mi corazón, en esas calles amplias y bien iluminadas (siempre me dio miedo la oscuridad), junto a esas ardillas que se cruzan asustadas en los caminos de el Retiro. Situarme el La Cibeles y mirar a mi alrededor hace que me llene por dentro. No sé qué magia es pero cuando estoy allí algo se cuela por mis poros y me hace sentir plena. Siento que es mi lugar y que en él cargo pilas. 



Dicen que “De Madriz al Cielo” y lo comparto plenamente. ¿Será porque es la ciudad en la que he compartido con mi familia esos primeros años tan determinantes en la vida de cada uno? Y ahora que los más importantes “están en el cielo”, de repente, vuelvo a sentir que la necesito más próxima a mi. Es posible que el vacío que han dejado los que ya faltan haga que busque de nuevo lo primario de mi misma. Eso está en Madrid, en mi Madriz.

Nuevos proyectos aparecen ante mi y tengo ganas de vivirlos. No puedo volver la espalda a aquello que la vida me ayuda a construir día a día. Mi padre ha sido determinante en esto último y quiero recogerlo como el último regalo que me ha hecho. El primero fue darme la vida y esto, quizá también lo sea.

Mi caminar empezó en esta ciudad. Mi ciudad. Ahora no quiero pararme porque no quiero vegetar. Voy a seguir adelante.